martes, 13 de febrero de 2018

Extracto Un cerezo en Nueva York - Alba Biznaga

el martes, 13 de febrero de 2018

Libro: Un cerezo en Nueva York
Autor: Alba Biznaga
Editor: Harlequin/ HarperCollins
Fecha de publicación: 15 de febrero de 2018 (Ya en preventa)
ASIN: B0797X5KGK
“Si tienes miedo de volver a enamorarte, adelante. Ama con miedo, pero ama.”

Sara Martin ya no cree en el amor. En el último año, su vida se ha vuelto un caos: su padre acaba de morir, su exmarido le ha puesto los cuernos y, para rematar, sus finanzas están más secas que la mojama. Hasta que, de repente, todo da un giro radical cuando se entera de que ha ganado el prestigioso premio Neptuno de novela romántica. Además, la editorial le anuncia que, en vista del éxito de ventas alcanzado, una productora quiere hacer una película con su libro.
Rodeada de cámaras y flashes, Sara no podía sospechar que se vería envuelta en una espiral llena de emociones de la mano del arrogante actor Devon Stelin, el hombre que intentará poner su corazón patas arriba y que se convertirá en el único protagonista de su corazón. Con Devon, nada es como parece ser, y Sara tendrá que enfrentarse a cada uno de sus miedos.
Extracto

Nerviosa y confundida por el cúmulo de sensaciones que su corazón estaba experimentando, Sara cerró los ojos y se dejó llevar por la música. Sonaba la canción Fly awy de Lenny Kravitz, y sus pies cobraron vida al escuchar el sonido de la guitarra eléctrica.

Oh, i want to get away
I wanna to fly away
yeah, yeah, yeah...
I want to get away
I wanna to fly away
yeah, yeah, yeah...

Estaba tan concentrada en la canción que, cuando sintió una mano en su cintura, creyó que era la de Ana, así que la asió entre sus dedos y la levantó en el aire, moviéndola junto a la suya.
—¡Vamos, Ana! ¡Es nuestra…!
Al girarse, atisbó a Devon mirándola de forma divertida y no pudo terminar la frase. Ella le tenía la mano sujeta y sintió que sus pecas ardían bajo el maquillaje. Aquellos dedos irradiaban tanto calor que su corazón empezó a palpitar muy deprisa. De nuevo había regresado ese hormigueo que pululaba dentro de su estómago y que mermaba todas sus defensas.
—Perdona, ¿podrías…? —Devon señaló con los ojos hacia la mano que ella le tenía aprisionada. En ese instante, Sara se dio cuenta de su fuerte agarre y, de forma abrupta, liberó aquellos nervudos dedos.
—Lo siento, creí que eras Ana…
Ella se fijó en el nudo deshecho de su corbata y en los primeros botones desbrochados de su camisa. Su pelo estaba ensortijado, y su sonrisa destilaba una sensualidad que debería estar vetada. Aquel hombre rezumaba testosterona por todos los poros de la piel.
—Más lo siento yo, te he fastidiado la canción.
«Si solo fuera la canción, ¡maldito seas!», pensó ella mientras se mordía la lengua con los dientes.
—Por favor, permíteme compensarte… Como sabrás, no puedo invitarte a una copa, hoy invita la editorial, sin embargo, puedo ofrecerte mi compañía —sugirió con esa medio sonrisa que le ponía todo el vello del cuerpo encrespado―. No todos los días puedes tomarte algo con Scott Dubatti, así que, si yo fuera tú, aprovecharía la oferta.
Sara no pudo reprimir la sonrisa. Otra vez estaba parada frente a él con cara de boba. ¡Oh, no! Menuda estúpida.
—¿Eso es un sí?
—Bueno, antes tengo que esperar a Ana, me ha dicho que no me moviese de aquí.
—¿Siempre eres tan obediente? —indagó él sin apartarle la mirada antes de llevarse a la boca un trago de un líquido ambarino.
—Lo intento, ¿acaso tú no?
—Según las circunstancias, si merece la pena puedo hacer una excepción —respondió él, meciendo el vaso—. Por cierto, he visto a tu amigo, el escritor, hablando con una chica. ¿Ya no estás con él?
Sara abrió los ojos de par en par, asombrada por su pregunta.
—¿Y a ti qué te importa?
Devon se encogió de hombros.
—A mí nada, pero siento decirte que no es tu tipo.
—¿Cómo dices?
Sara estaba alucinando con sus palabras. ¿Quién era él para decirle quién era o quién no era su tipo?
—¡Y tú qué sabrás!¡No me conoces de nada!
—Puede que sí, ¿nos apostamos algo?
Al escucharlo, se le dilataron las aletas de la nariz y, orgullosa, alzó la barbilla.
—Adelante, listillo, hazme un examen de personalidad —lo retó, con las manos puestas en la cintura.
—Está bien, si insistes... —Devon se llevó una mano a la barbilla y empezó a frotársela como si quisiera leerle la mente—. A pesar de los fracasos sentimentales, eres una mujer que aún cree en el amor, ¿me equivoco? También eres apasionada, luchadora y valiente y prefieres mojarte un día de lluvia antes que pasear bajo el sol. ¿Qué más? Ah, sí, adoras a los animales, eres vegana y tu canción favorita es Volveré junto a ti, de Laura Pausini.
Sara palideció y tardó unos segundos en reaccionar.
—¿Cómo sabes todas esas cosas? ¿Te lo ha dicho Ana?
Al oírla, Devon se puso a reír sin parar.
—Eres muy divertida. En serio, no puedes ser tan inocente o los hombres te partirán el corazón.
—¡Todavía no me has contestado!
Él la miró con una sonrisa ladeada, sacó el móvil y escribió su seudónimo en Google.
—Aquí tienes todas tus respuestas. ¿Estás satisfecha?

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Sobre la autora:
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Me llamo Vanessa, pero cuando escribo, me transformo en Alba Biznaga. En la actualidad, vivo junto a mis perros y mis gatos en un pueblo de Granada, aunque, en realidad, soy malagueña (o «boquerona» para los amigos). ¿Qué más os cuento? Ah, sí, soy licenciada en Ciencias Económicas y, desde hace muuucho tiempo, los números han sido mis compañeros inseparables; sin embargo, en mis ratos libres, prefiero cambiarlos por las letras. Me apasionan las novelas románticas y soy una lectora compulsiva. Empezé escribiendo historias mediante fan fictions, pero poco a poco esa espinita fue creciendo en mi interior, hasta que un día me inscribí en un taller de novela romántica y, desde entonces, decidí que ya era hora de  crear mis propios personajes. Fruto de esa formación nació mi primera novela contemporánea: «Un cerezo en Nueva York», que en el mes de febrero se independizará de la mano de HQÑ. Aparte de leer, soy adicta a las series y adoro el mundo del anime. También  me gustan los días lluviosos, el té con leche, dibujar, ir a la playa, viajar, bla, bla, bla, bla,… Y, por supuesto, el chocolate y los protagonistas de los libros, ¿a quién no? 

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