-Lo siento mucho, Leslie -musitó avergonzado.
-¿Haz dormido en el avión?
-No
-¿Hace cuanto que no duermes? -Lo tomó de la barbilla y también lo acarició allí.
De repente, tenia la necesidad de consolarle y de convertirse en su paño de lágrimas. ¿Qué se sentiría al ser el principal consuelo de un hombre tan frío y dominante como aquel? Se asustó al darse cuenta de lo mucho que deseaba convertirse en su alivio personal.
Marcus negó con la cabeza e intentó levantarse.
-Generalmente no duermo mucho. -Se incorporó como si no fuera digno de recibir ningún tipo de mimo.
Leslie no iba a quedarse tumbada sobre moqueta, en cueros, así que lo siguió, dispuesta a darle un poco de calor. De cobijo.
-¿No duermes mucho? Necesitas descansar.
Markus quería gritarle que se apartara de él. No iba a permitir que esa mujer corriera peligro alguno por relacionarse con él.
Estaba marcado por las bratvas. Marcado por la fatalidad. Podría hacerle daño en cualquier momento.
Y ella... Ella estaba totalmente desnuda.
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